viernes, 27 de noviembre de 2009

CELDA 211.


Son más de las tres de la madrugada, hace más de una hora que llegué a casa del cine y aquí me encuentro, sin poder dormir, dándole vueltas a una película delante de la pantalla del ordenador. Fui a ver Celda 211 sin grandes pretensiones y sin saber apenas nada de la película, como creo que hay que ir a ver una película o, por lo menos, como a mí me gusta ir al cine. Sé que tiene su riesgo, pero si la película es buena, la satisfacción es mayor.


Lo cierto es que fui a ver la última interpretación de Luis Tosar, para mí el mejor actor español de estos momentos, y la verdad es que acabé viendo mucho más de lo que en un principio me esperaba, vi una buena película. Para poder hablar de ella, de lo bien realizada y dirigida que está, de su sólido guión y de la complejidad de los personajes, creo que es necesario soltar lastre, sobre todo si es tan pesado como lo podría ser un saco cargado de elogios hacía la interpretación de Luis Tosar. Sólo diré que para mí está ENORME, y con esto es suficiente. Ya dicho, puedo hablar de la película.


Celda 211 es una película carcelaria, ambientada en la cárcel de Zamora, cuyo guión está basado en la novela homónima de Francisco Pérez Gandul y ha sido coescrito por el director de la película Daniel Monzón (La caja Kovak) y Jorge Guerricaecheverría. Su historia, resumida brevemente es la siguiente:


Juan, (Alberto Amman) es un joven apuesto, con una vida normal y agradable, que está felizmente casado y a punto de ser padre. Ha aprobado unas oposiciones de funcionario de prisiones y, deseoso de dar una buena imagen, se presenta con un día de antelación para conocer las instalaciones y a sus futuros compañeros. Todo va bien hasta que de forma improvisa y desafortunada se ve atrapado dentro de un motín que ha estallado justo en el módulo donde él se encuentra, sin tener otra opción para sobrevivir que hacerse pasar por uno más de los prisioneros amotinados. El cabecilla de la rebelión, Malamadre (Luis Tosar), es un hombre duro e implacable, curtido en el sórdido mundo de las cárceles. Aprovechándose de un descuido en la custodia de unos presos etarras de los funcionarios de prisiones, Malamadre toma como rehénes a los presos vascos para poder presionar a la Administración a favor de sus reivindicaciones, que consisten principalmente en mejoras en la calidad de vida de los presos. ¿Podrá Juan engañar a Malamadre y al resto de los presos?. Hasta aquí puedo contar.


Celda 211 tiene una duración de 110 minutos pero, a diferencia de muchas otras, a ésta no le sobra ni uno sólo, todo lo contrario, quizá le falte alguno más para explicar alguna trama que se queda sin resolver. Quien llegue tarde a ver la película se dará cuenta de que se ha perdido ya unas cuantas cosas, pues la película empieza fuerte desde el principio, va directamente al grano, y en cinco minutos ya está expuesto el planteamiento de la película, que es ambicioso y fascinante ¿ Cómo logrará este chico salir de la terrible encrucijada en la que le ha colocado el destino? El guíón , junto con las dos interpretaciones principales son el principal sustento de que las altas pretensiones iniciales se mantengan, con algún que otro altibajo, durante toda la película, y consigan retener la atención del espectador que les ha sido arrebatada desde el principio de la proyección. Los dialogos son ágiles y convincentes, la utilización ocasional del humor es inteligente y se agradece enormente y la tensión narrativa se esparce por todo el metraje consiguiendo que te involucres en lo que estás viendo.

Otro elemento que no quiero dejar de mencionar es la complejidad de los dos personajes principales, en especial el del joven funcionario de prisiones, toda una papeleta interpretativa de la que sale airoso Alberto Amman, cuya evolución durante los acontecimientos es de gran interés, y de la que no hablaré para no desvelar más sobre la película. Antes de poner el punto final, me gustaría hacerte una pregunta: ¿De qué serías capaz en una situación extrema para salvar tu vida? PUNTO FINAL.